miércoles, 25 de febrero de 2009

El mar también tiene fin. Cap.1

Bueno empecemos a publicar mi "fan-fic"/mini-novela.

EL MAR TAMBIÉN TIENE FIN.

INTRODUCCIÓN:

“Otro día más”, pensé.

Levantarme, vestirme, desayunar, coger el metro, ir a trabajar, comer en 30 minutos, acabar de trabajar, volver a coger el metro, llegar a casa rendida, cenar y dormirme mirando la televisión. Nunca pensé que esto fuera a ser así.

Mi história empieza cuando por fín decidí dejarlo todo e ir a cumplir mi sueño, el sueño de irme a Japón y ejercer mi trabajo más deseado, ser actriz. Al fin y al cabo, todo quedó en eso, un sueño. Conseguí venir a Japón y quedarme a vivir, pero lo del trabajo no me fue tan bien como pensé. Tenía pocos estudios de interpretación y ninguna agéncia se quería hacer cargo de alguien que dejó una carrera a medias y que a penas tiene dinero para pasar el mes. Al final, acabé trabajando como traductora en una empresa de mala muerte en unas oficinas en el barrio de Roppongi.


Todo fue tan, tan diferente a lo que yo siempre había pensado que hasta me planteé volver, volver a mi ciudad natal y seguir con una carrera que apenas me gustaba. Ésa era mi decisión al principio, hasta que una persona consiguió hacer cambiar mi opinión.


- PRIMERA PARTE:


CAPÍTULO 1:

Era un 8 de marzo de 2010, acababa de cumplir mis 23 años y me dirigía a mi casa después de 8 horas agotadoras llenas de trabajo. Una mujer pasó por mi lado ofreciéndome un “flyer” de una tienda de ropa que al parecer hacían rebajas. “REBAJAS!”, pensé. Era exactamente lo que yo necesitaba, ropa a buen precio. Decidí cambiar mis planes e irme directamente a esa tienda de ropa, que se encontraba en el famoso barrio de Harajuku.

Cuando me disponía a entrar en una tienda de ropa, la cual me atrajo su escaparate, un sms me hizo parar en seco. Sin darme cuenta me quedé parada delante de la puerta de esa tienda, y un chico chocó conmigo al salir. Se le cayeron las gafas que llevaba y un mechero tuneado con el logotipo de los Rolling Stones al suelo. Cuando me dispuse a ayudarle a coger las cosas él me dijo con rudeza:

- Déjalo, en vez de estar haciendo esto tendrías que mirar por donde te paras joder!

Se tapó los ojos muy rápido, con unas gafas Ryman de sol.

Al contestarme en ese tono, yo no pude impedir que mi voz saliera de mi boca, me arderían las cuerdas vocales si me callaba:

- Siento haberme parado ahí en medio, pero usted debería tener un poco más de educación y no chillar por la calle a la gente. Es una falta de respeto muy grave.

Él se me quedó mirando sorprendido. Parecía que había visto un fantasma. Me arrancó de las manos el mechero que yo había recojido del suelo y se marchó chasqueando su lengua.

Al levantarme y dar un paso me dí cuenta de que mi zapato estaba pisando algo duro. Al levantar el pie ví un trozo de metal redondo reposando en el suelo. Era un anillo realmente bonito. Estaba formado por una cenefa de color plata muy bien elaborada. Me giré esperando ver ni que fuera el sombrero del chico de antes por encima de todas las cabezas de la calle, pero fue en vano.

Pasó una semana y cada día pasaba por la misma tienda esperando encontrarle y devolverle su anillo, pero nunca aparecía.

Al final decidí zanjar el tema: guardé el anillo en una cajita y la puse en el último cajón de mi mesilla de noche. En el mismo instante que cerré el cajón, el ordenador hizo un sonido, el sonido que hace cuando recives un mail. Fui corriendo a abrir mi correo y cuando lo abrí ví que había un nuevo mail titulado: “A todas las actrices amateur occidentales”. Cuando lo abrí y leí el contenido del mail una bola de energía nació en mi estomago y subió hasta mi garganta haciendome gritar de emoción. Por fín me habían cogido para un casting!

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