sábado, 28 de febrero de 2009

El mar también tiene fin. Cap. 18+19

CAPÍTULO 18:

Las lágrimas caían de mis ojos como ríos. El sentimiento de culpabilidad y de arrepentimiento no me dejaban tranquila.

“Dios mío, qué he hecho…” pensaba cada dos por tres. “Como se me ha ocurrido desconfiar de Kamenashi?...Y encima…he hecho algo que nunca tendría que haber hecho con Jin…”

Ya no tenía ninguna esperanza de que él me siguiera queriendo, realmente, la había cagado.

Fuí corriendo hasta la casa de Kame con la esperanza de que aún no hubiera llegado y no hubiera visto el anillo con la nota. Al llegar me derrumbé. Él no estaba en la casa, pero la cajita con el anillo y la nota habían desaparecido. Su coche no estaba por ningún lado, eso era malo, my malo.

No sé de dónde cogí la fuerza pero logré levantarme y me fui corriendo otra vez. Creo que nunca en la vida he corrido tanto como esa noche.

Me dirigí hasta el edificio de la Johnny’s Entertainment con la corazonada de que Jin y Kame siguieran allí. Al abrir la puerta de la habitación de siempre solo un hombre estaba dentro y encima estaba llorando…Koki.

- ¿Koki qué ha…?- Me paré en seco, uno de mis zapatos pisó algo un poco pegadizo. Al levantar el zapato y ver qué es lo que había pisado mi corazón salto de mi cuerpo-.

Mi respiración se alteró muchísimo, estaba a punto de darme un ataque de ansiedad. Lo que había pisado era ni más ni menos que sangre, sangre que sabía perfectamente el significado de ello.

Koki me cogió antes de que me cayera al suelo.

- Lil…ellos…ellos…-Apenas podía articular palabra, nunca antes le había visto llorar tanto- Ellos se han peleado y de repente han empezado a pegarse. No había quién les separara. He ido lo más rápido que he podido a avisar a los hombres de negro....yo….Lo siento Lil…

- Koki… ¿Dónde estan, que ha pasado con ellos?- Dije realmente desesperada-.

- Se los han llevado al hospital, tenían muchas heridas…

- Grácias por todo Koki…

Lo abracé bien fuerte y entre sollozos le dije “Pronto nos volveremos a ver”.

Una vez fuera del edificio cogí una buena ola de oxígeno y empecé a correr de nuevo. Llegué al hospital y entré. Casi no podía hablar ya que la respiración la tenía muy acelerada a causa del esfuérzo de correr tanto, pero, aún asi, fui capaz de preguntar a una enfermera dónde se encontraban Akanishi Jin y Kamenashi Kazuya. Ella me dijo que no podía decírmelo ya que la Johnny’s Entertainment tenía terminalmente prohibído las visitas al hospital de fans. Me agarró y se dispuso a llevarme fuera del hospital.

Por una parte entendí que no me dejara verlos ya que ella no me conocía y no sabía nada de mí relación con ellos, sin embargo, no podía dejar que me sacara del hospital. Le dí un fuerte golpe (por suerte las Japonesas són más pequeñitas físicamente que yo y no me costó demasiado sacármela de encima) y fui corriendo por todo el hospital. Ella chilló y dos hombres con uniforme de policía empezaron a seguirme. Corrí todo lo rápido que pude y finalmente ví dos puertas, una delante de la otra, con 4 hombres de negro delante.

Uno de los policías que me seguían se tiró encima de mí y me agarró. Estaba intentando ponerme las manillas cuando chillé.

- DÉJAME IR JODER! Necesito verlos, necesito estar con ellos! DÉJAME!!!

Uno de los hombres de negro se giró y de repente vino hacia nosotros. Agarró el policía que estaba encima de mí y lo apartó.

- ¿Qué se supone que estas haciendo? Ella es un familiar de estos chicos, ni se te ocurra volver a tocarle ni un pelo!-Dijo realmente enfadado el hombre de negro al policía-.

El policía se ruborizó y se disculpó. El hombre de negro se giró y me guiñó el ojo, era él, el hombre que cada día vigilaba mi casa. Finalmente me ayudó a levantarme y lo abracé tan fuerte como pude, realmente me había ayudado mucho.

Me dirigí hasta una de las habitaciones. Entré en ella y ví a Jin durmiendo. Tenía un moratón alrededor del ojo y una herida al lado del lábio. No pude reprimir mis lágrimas y me heché encima de él. “Lo siento…de verdad, lo siento…”. Noté como dos brazos me agarraron.

- ¿J-Jin?...- Logré decir entre sollozos-.

Él no respondió al instante, siguió abrazándome unos instantes más.

- Lil…prométeme que vas a arreglar las cosas con Kamenashi…él…te quiere. Siento decirte esto pero…lo nuestro nunca hubiera funcionado…-.

Sonreí por lo último que había dicho pero luego rompí a llorar aún más. Lo agarré bien fuerte y, finalmente, me levanté.

Le besé por última vez en sus suaves y carnosos lábios y le dijé en un susurro:

- Grácias…-.

Sequé mis lágrimas y salí de la habitación. El hombre de negro que me ayudó antes me miró preocupado, pero yo asentí para decirle que todo iba bien y él me entendió.

Me puse delante de la otra puerta y respiré hondo. Abrí la puerta y…

- Kame?...-Dije realmente confusa y asustada-.

Él no estaba, la cama estaba vacía, en el baño no había nadie, la ventana estaba abierta…

Los hombres de negro se alertaron de ello y empezaron a buscarlo por todo el hospital y por las afueras, pero no lo lograron encontrar.



CAPÍTULO 19:

Yo estaba allí, de pié, delante de la habitación de Kamenashi del hospital.

Todo el tiempo estaba como parado, pero oía las voces de los doctores, enfermeras y de los hombres de negro, todos ellos alterados intentando encontrar a Kame.

De repente una sensación extraña se apoderó de mí. Tenía miedo, mucho miedo. No podía parar de pensar en que algo malo estaba pasando por la cabeza de Kamenashi…No podía parar de pensar que quizás Kamenashi ahora…

Una corazonada alteró todo mi cuerpo. En ese momento creo que un nuevo vínculo entre los dos me dió la fuerza para creer saber donde estaba. Podía deshacerme de todos los vínculos físicos que teníamos, pero nunca podría deshacerme de los vínculos afectivos y mágicos que nos unían.

Salí de esa habitación y me topé con mi hombre de negro. Nos míramos y creo que él me leyó la mirada, realmente era un hombre muy bueno. Sacó unas llaves de su bolsillo.

- Són de una moto negra con unas rayas blancas. Esta aparcada en la entrada del hospital, llévatela.- Dijo mírandome con una mirada tranquilizadora-.

Le volví a abrazar para agradecerle todo y me dirigí a la salida del hospital. Finalmente encontré esa moto y me puse el casco que estaba encima de ella. El casco me iba un poco grande pero ahora no tenía tiempo para ir a buscar otro. Me subí a la moto y pude ver que había un “GPS” con el mapa de Tokyo, en esos momentos era lo único que necesitaba.

Marqué mi ruta y me dirigí a la carretera. Me daba igual cuantas multas me pusieran pero yo fuí lo más rápido que pude. El viaje fue largo pero finalmente encontré el sitio correcto.

Pude ver como un coche estaba aparcado en una cuneta, reconocía ese coche, era el de Kamenashi. Dejé la moto tirada en un rincón y corrí por la arena. Miré hacia un lado y hacia el otro pero no había nadie. Me encontraba en el rincón favorito de Kame, la playa donde vímos juntos el amanecer.

Las olas hacían el mismo ruído y el viento era tan frío como siempre. Volví a mirar a un lado y a otro pero no ví nada. Kamenashi no estaba allí, pero su coche sí. No entendía nada. De repente empecé a gritar su nombre pero no obtuve respuesta alguna.

Después de bastante tiempo ví algo dentro mar que no era normal, me había parecido ver una silueta. Entonces recordé algo que me dijo Kame hacía ya mucho tiempo: “A veces me pregunto dónde acabará el mar...Me gusta pensar que es un lugar infinito que puede llegar a todas partes…”

Era eso, ésa era la clave. Kamenashi quería irse de ese lugar…Kame quería desaparecer con el mar…

Muy alterada tiré mi abrigo al suelo y empecé a correr hacia el mar. Me adentré en él y empecé a nadar con toda la fuerza que pude. Apenas podía respirar bien pero cada dos por tres buceaba para intentar encontrarlo. Al cabo de bastantes minutos lo encontré inconsciente en el fondo del mar. Me quedaba poco oxígeno pero una ola de fuerza se apoderó de mí y rápidamente agarré el cuerpo de Kame hasta llevaro a la superficie. Estube a punto de ahogarme pero eso ahora me daba igual, solo quería que Kame estubiera bien.

Con grandes esfuerzos pude llegar a tierra firme y posé el cuerpo de Kamenashi en la arena. Aparté mi pelo hacia un lado y empecé a empujar fuerte la barriga de Kamenashi. Él estaba frío, muy frío. No pude evitar mis lágrimas y empecé a temblar. Le hice el boca a boca pero él siguió inconsciente. Mi móbil me lo había dejado en casa y en esos momentos no podía hacer nada más que intentar salvarlo yo misma.

Mis fuerzas me fallaron y no pude hacer nada más. Me agarré fuerte a él y lo incorporé para abrazarle fuerte.

- Yo…lo siento Kame, por favor, perdóname…no me hagas esto por favor…dí algo, haz algo, no me dejes sola…Kame yo…te quiero, te quiero como nunca a nadie había querido, sin ti no soy nada, solo quiero vivir si es a tu lado….por favor Kame…

Noté como algo líquido recorrió mi brazo. De repente el cuerpo de Kame se movió y él empezó a toser. El agua salía de sus pulmones y él volvía en sí. Me separé de él y comprobé que, efectivamente, tenía los ojos abiertos y estaba consciente. “Oh dios, Gracias, GRACIAS” dije llorando. Lo volví a abrazar muy fuerte pero él me apartó de su cuerpo. Se lavó la barbilla y me miró con unos ojos penetrantes.

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