sábado, 28 de febrero de 2009

El mar también tiene fin. Cap. 12+13

SEGUNDA PARTE:

CAPÍTULO 12:

Pasaron varios meses desde que pasó eso de la playa.

Yo dejé mi trabajo y dediqué plenamente mi vida a Kamenashi Kazuya. Me familiaricé con su estilo de vida y con sus compañeros de trabajo. Tanaka Koki (el que al principio me causó una de las peores impresiones de todos) y yo nos hicímos muy amigos (él es el claro ejemplo de que las apariencias engañan). Jin ya me trataba como la novia de su “amigo” y nunca intentó volver a hacerme nada.

Estaba realmente feliz con mí vida, todo era como yo siempre había soñado, ahora me estaba realmente agradecida al haber tomado la decisión de irme a vivir a Japón…o almenos, eso pensaba antes de que la segunda parte de nuestra história empezara….

Eran las 9 d ela mañana. El señor de negro, el cual ya le tenía en gran estima, picó a la puerta. Le abrí y me comentó que el Sr.Kamenashi (así es como lo llamaba, cosa que me hacía mucha gracia porque para mí era de todo menos un señor) pidió que me entregara una carta.

Cuando abrí la carta solo había un par de frases escritas:

“11:00 pm, Torre de Tokyo,

¿Cena?

Compráte algun vestido.

Kamenashi K.”

Me hizo mucha ilusión. Puede parecer mentira, pero aún nunca había ido a cenar con él. Aunque en ese momento tenía un gran porblema…A mí me era incómodo llevar vestidos y no tenía ni uno.

Fui rápidamente a coger mi móbil y llamé a Koki. Le comenté la situación y él estubo tan felíz de que contara con él para estas cosas que me dijo que en 5 minutos estaría en mi casa.

Esperé un poco nerviosa y cuando pasaron exactamente 5 mínutos, ni uno más ni uno menos, Koki llamó a la puerta. Fuí a abrir.

- ¿Alguien me ha dicho que necesita un estilista? Don’t worry baby, Nos vamos de compras!- Dijo enérgiamente, como siempre-.

Durante el trayecto a las tiendas que él tenía preparadas para ir a probarme ropa me comentó que sabía de una tienda en Shibuya que hacía unos vestidos espectaculares. Él era un hombre realmente amable y siempre estaba dispuesto a ayudar a la gente. A primera vista puede parecer que es un crío escandaloso y que no tiene cabeza, pero por dentro es un hombre tierno que sabe de lo que habla.

Entrámos en varias tiendas y él me compró un montón de cosas: zapatos, camisetas, faldas, pantalones…Todo eso ahora era innecesário, pero no me podía resistir a su gran felicidad cuando me compraba las cosas.

Finalmente fuimos a la tienda de los vestidos de Shibuya. Solo entrar me fijé en un vestido azulado. Ese azul me recordaba al día en que toqué las puertad del paraíso…junto a Kame.

Le comenté a Koki que quería provarme ese vestido, él aceptó y me fui al provador.

Me costó un poco ponérmelo, en realidad, pensaba que era una talla, o una cuantas, más pequeña que la mía, ya que lo encontraba muy corto y con un escote bastante grande. A pesar de todo esto me atreví a salir y a oír la valoración de Koki.

Al salir Koki no reaccinó. Se quedó completamenta callado, mirándome.

- Estas…realmente estas…espléndida.- Dijo sin apartar su vista de mí-.

- Déjate de tonterías y no me mires tanto que me vas a desgastar… ¿de verdad te gusta? Creo que…¿es un poco atrevido no?...-.

- Que va! Si realmente quieres que Kame se quede sin palabras deverás llevar ESTE vestido-.

Al final me convenció y me lo compró.

Como sobraba tiempo decidímos ir a hacernos unas cuantas Purikuras. Al estar llegando a la máquina de Purikuras me percaté de la silueta de un hombre al que conocía mucho.

- ¿Kame?...- Dije un poco confusa-.

- Y ésa es…Koizumi?...- Dijo Koki un poco sorprendido-.

- Koizumi?...ésa no es… ¿la mujer con la que estubo saliendo?

- Sí…ella tiene 20 años más que él, pero realmente se amaron…- Él estaba tan perplejo como yo-.

Mi corazón se derrumbó. No sabía si ir a saludar a Kame o quedarme allí, inmóbil, intentando reconstruír el corazón que se me había roto a pedazos. Antes de que pudiera reaccionar, Kamenashi se acercó a esa mujer y la abrazó sonriendo.

No podía ser…mis ojos…no, eso no era cierto!

Koki me hizo girar y me me agarró para que no pudiera ver nada. Sus manos temblaban de odio y de sorpresa.

De repente mis fuerzas me fallaron y me desmayé, me desmayé del dolor que tenía en el corazón.

CAPÍTULO 13:

Mí cabeza daba vueltas. No quería abrir los ojos a pesar de que sabía que lo tenía que hacer.

Tenía miedo de despertarme y ver que volvía a estar en un hospital con Kame al lado…no…no lo quería ver, no quería ni cruzar una mirada con él.

Sin poder evitarlo empecé a llorar al recordar las imágenes de Kamenashi y Koizumi. Como ya no podía aguantar más mis lágrimas tube que abrir los ojos.

Para mí sorpresa, no estaba en un hospital. Ésa habitación me era muy familiar. El sillón donde yo me encontraba, la lámpara que estaba a mis pies, el chico que estaba en el sillón de al lado leyéndo un libro…

- ¿…Jin?...- Dije con un poco de dolor de cabeza-.

- Vaya, te has despertado! Koki se ha ido ya hace bastante rato, tenía cosas que hacer, dice que lo siente mucho. Yo hoy no hacía nada, asi que me he quedado para vigilarte.

No sé si era la luz o mi nubolosidad mental, pero ésa tarde Jin estaba realmente…sexy. Leía un libro de Shakespeare en inglés. Vestía una camisa negra abierta por el pecho y unos pantalones del mismo color. Las gafas que llevaba, de montura negra, le producían un aire intelectual y atractivo que nunca antes había visto en él.

De repente se levantó y se sentó a mi lado. Yo me incorporé.

- ¿Estas bien…? Koki me ha contado lo que ha pasado…Realmente no sé en qué esta pensado ese inútil de Kamenashi…- Dijo con la voz un poco apagada-.

No pude evitar volver a llorar al oír el nombre de ése desgraciado. Tapé mis ojos con las manos y me tiré encima de Jin para tapar mi cara. Él paso sus brazos por mi espalda y me abrazó, acariciándome con una mano toda la columna vertebral.

- Cálmante un poco. No puedes pasarte todo el día llorando, asi no vas a arreglar nada. Si tuviera a ese gilipollas delante le partía la cara…no entiendo por qué te ha querido hacer daño precisamente a ti…realmente no sabe la suerte que tiene al tenerte…

De golpe mis lágrimas cesaron. Lo que había dicho Jin realmente me hizo sentir bien, por lo menos él me sabía valorar. Me aparté de él y me senté a su lado. Pasó su brazo por mis hombros y estubímos callados un par de minutos.

- ¿…Jin tu me…?

No pude acabar de preguntar lo que hacía tiempo me hubiera gustado que me aclarara. Él selló mis labios con los suyos en un rápido movimiento. Al principio puse resisténcia, pero era imposible resistirse a su fuerza. Él era el único hombre que hacía dudar a mis sentimientos.

Abrió camino dentro de mi boca y jugueteó con mi lengua. Sus lábios eran realmente suaves y carnosos. Me atrevería a decir que besaba mejor que Kame.

Apartó su boca de la mía y me estiró en el sofá. Ésa imagen me recordó a lo que un día casi llega a pasar en mi casa. Apretó mis caderas con las suyas y empezó a desabrochar mi camisa.

- Voy a hacer que…te olvides de ése imbécil…- Dijo susurrando-.

Por un momento me quedé un poco parada, pero luego…quería olvidarme de Kamenashi…y…deseaba el contacto del cuerpo de Jin con el mío, él desprendía algo que mi cuerpo necesitba…en ese momento, deseaba a Akanishi Jin.

En un segundo nos quitó la camisa a los dos y empezo a besar y a lamer apasionadamente mis clavículas. Una de sus manos sujetaba mi espalda y la otra acariciaba una de mis piernas. Bajó la cabeza un poco y empezó a juguetear con mis pechos. Hacía pequeños mordíscos a los que yo respondía con pequeños gemidos de dolor y de placer. Eso a él le excitaba. Pude notar como cada vez me apretaba y agarraba más fuerte y como su respiración se iba descontrolando.

Volvió a besarme. Sus besos eran increíbles, cálidos, apasionados, salvajes…

No podía quedarme quieta y esperar a que solo él jugara conmigo. Empecé a pasar mis manos por sus marcados pectorales. Cuándo él mordía y lamía mi cuello yo pasaba mis dedos por su columna, muy marcada al estar en esa posición. Empezó a jugar con las manos en sitios prohíbdos y no pude esconder más mis sonidos de placer.

Al oír mis gemidos él no pudo controlarse más y se desabrochó el pantalón. Estaba realmente excitado. Con una mirada totalmente penetrante me agarró de las caderas y entró en mí.

Al poco rato no pudímos ninguno de los dos reprimirnos más y, entre jadeos, empezámos a desprender gemídos de verdadero placer. Nos caímos del sofá pero ni siquiera nos hicímos daño. En ese momento éramos uno, y solo nos sentíamos el uno al otro.

Los movimientos de Jin eran increíbles: ábiles, suaves, flexibles…fuertes, salvajes... Sus gemidos eran realmente preciosos….

Finalmente todas las sensaciones cesaron y una paz interior se apoderó de nosotros.

Se subió los pantalones y colocó su cabeza encima de mi pecho.

- …Te dije que algún día seguiríamos lo que en su día empezámos…Grácias- Pudo pronunciar sin apenas aliento-.

En ese momento sonreí. Recordé que antes pensaba que este hombre era un cerdo que solo pensaba en el sexo. Ahora comprendía que era un hombre que que necesitaba el calor humano y yo…estaba dispuesta a dárselo. Acaricié su pelo un poco húmedo y su cuerpo sudado. Al poco tiempo se durmió.

Cuidadosamente agarré su cabeza y substituí mi pecho por un cojín. Posé su cabeza en el cojín y fui a vestirme.

Cuando solo me quedaba la camiseta se oyó como la puerta se abrió.

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